21 de enero de 2010

Julian, Capitulo 1

CAPITULO 1
El primer día


Era un día como cualquier otro. El sol brillaba mas que nunca en esa tarde de primavera. Yo estaba en el parque porque había decidido ir a dibujar los animales que se encontraban allí. Ya hacia rato que estaba dibujando a dos coloridos patos cuando escuche la voz de Manuel:
-Julián ¿qué haces acá?
-Si, – dijo Emiliano – llamamos a tu casa para ver si querías venir a jugar al fútbol y tu madre nos dijo que habías venido para acá.
-Vine a dibujar un poco... – y les mostré lo que había hecho hasta ahora - ¿qué les parece?
-¡Son geniales! – exclamo Emiliano
-¿Cómo haces para dibujar así? – pregunto Manuel
-No sé... para mí es muy fácil. Solo veo lo que quiero dibujar y... lo hago.
-Tienes talento, hermano – Manuel estaba extasiado con mis dibujos – Deberías llevarlos a un concurso.
-¿A un concurso? – Le respondí riendo - ¡Ni loco! Estos dibujos no ganarían nada ni en un concurso para niños de cinco años.
-Obvio que no, si es para niños de cinco años... tu tienes doce. – Dijo Roxana – Además tus dibujos son muy buenos y tus amigos tienen razón: deberías presentarlos en un concurso.
-¿De donde saliste? – pregunto Emiliano con cara de sorpresa.
-Estaba caminando por atrás de esos árboles – y señalo los que estaban atrás de nosotros – y como los escuche hablar vine para acá.
-Okey – dije - ¿Enserio crees que son tan buenos?
-No, buenos no: maravillosos - Hablo serena y pausadamente, como esas mujeres que aparecen en comerciales de champú – Hace caso a tus amigos.
-¿Caso con que?
-Con lo del concurso, hermano – se adelanto Manuel.
-Ah..
Yo la verdad soy así. Un poco (muy) despistado. Siempre fui así. Con mi metro y medio soy él mas alto de la clase, tengo el pelo oscuro casi negro y no soy muy ‘listo’ que digamos. La materia que más me gusta es dibujo, como es de suponer, aunque a veces la profe se encapriche con eso de los colores primarios y él circulo de no se que. Por cierto, estoy en primero de liceo. ¿Les cuento mi primer día? Ahí va:
A las ocho menos cuarto yo ya estaba parado frente a la entrada del liceo: mochila en la espalda, $20 en el bolsillo y olor a menta, producido por el perfume nuevo que me había comprado mi madre. Cuando entre pude ver a una multitud de adolescentes yendo de un lado para otro, reencontrándose con sus amigos. En ese lugar me sentí tan insignificante como una mosca. Como no conocía a nadie me fui a sentar a un banco que había al lado de un salón. Al poco rato, un chico tan asustado como yo se sentó a mi lado.
-Hola – dije tímidamente
-Hola – respondió él, tan nervioso como yo. - ¿Sos de primero?
-Sí ¿vos?
-También – respondió el chico
-¿Cómo te llamas?
-Manuel ¿vos?
-Julián
Los nervios se me habían pasado y, por lo que pude ver, también a Manuel. En ese momento supe que ya había hecho un amigo.
Sonó el timbre y ambos nos paramos. La directora empezó a decir: ‘Los de primero fórmense acá’, ‘acá por favor’ y ‘apuren que no tenemos toda la mañana’. Cuando por fin nos acomodamos todos, la directora empezó a hablar:
-Bueno, primero que nada les quiero dar la bienvenida, a los de primero por sobre todo, porque es su primer año en el liceo, y también a las demás clases a un nuevo año escolar. Espero sea uno de sus mejores años y que les valla mejor que antes no solo en las notas sino también como personas. No tengo nada mas que decir que ¡FELIZ AÑO! Y ahora vallan todos a clase, excepto los de primero, quédense acá, por favor.
Bueno, no estoy seguro de que sea eso lo que dijo, aunque sé que fue mucho, pero muchísimo mas y nos tubo como veinte minutos ahí parados y con calambres en las piernas. Luego de eso, nos quedamos los de primero en el vestíbulo esperando que ella volviera.
-Bienvenidos chicos – dijo la directora. La mayoría nos sobresaltamos ya que ella estaba detrás de nosotros– ahora les voy a decir en que grupo esta cada uno. – Revolvió sus papeles y dijo - voy a empezar con los de primero uno.
Estuve atento a sus palabras para ver si me nombraba a mí, pero no lo hizo, cuando empezó a dictar la lista de primero dos me nombro a mi segundo. Mas o menos a la mitad de la lista nombraron a Manuel Gonzáles el chico del que ya me había hecho amigo.
-Los de primero uno sigan a la profesora Marta Gómez a su salón y los de primero dos a Estela Silva al suyo.
Cada grupo siguió a su profesora a los salones, cuando llegamos al nuestro vimos que era grande, con mas de una veintena de bancos de madera barnizados que, frente a ellos, había un pizarron blanco que brillaba de lo limpio que estaba. Todos corrimos para conseguir el lugar que queríamos, yo me senté en el segundo lugar de la fila del medio y Manuel detrás de mí. Cuando todos estuvimos acomodados la profesora empezó a hablar.
-Buenos días chicos – dijo con una voz tan severa que los de adelante se corrieron para atrás – como ustedes sabrán soy Estela Silva, profesora de biología. Voy a pasar la lista para ver si han venido todos: Sofía Acevedo
-Presente – dijo ella, era una niña pequeña con pelo negro y lentes.
-Julián Agostini
-Presente – respondí
Y así siguió por un buen rato nombrando uno por uno a cada uno de los 25 alumnos de mi clase. Cuando por fin termino empezó su ‘pequeño’ discurso:
-Bueno, ya saben como me llamo y que materia enseño, así que les voy a decir que, empezar el liceo es una de las muchas señales de que están creciendo...
Y así siguió, el resto de la clase hablando de ‘ESO’, fue algo MUY incomodo ya que recién nos empezábamos a conocer. Por suerte no dijo mucho pero nos comento que mas adelante en setiembre u octubre íbamos a tener una charla sobre ‘ESO’. Todos nos reímos, mas por puro nervio que por gracia.
Sonó el timbre y todos salimos al recreo (¡fiu!). Todos los varones de mi clase nos juntamos en un lugar del patio y nos empezamos a conocer:
-Soy Manuel
-Y yo Gustavo
-Emiliano
-Yo Gastón
-Y yo Julián
Y así seguimos hasta que los doce nos presentamos. Después de eso nos pusimos a hablar: Ya nos habíamos presentado y dicho a que escuela había ido cada uno, estábamos hablando de que cuadro era cada uno y si jugaban o no cuando toco el timbre. Hubo un coro de: ¿¡QUE!? ¿¡YA!? ¿¡TAN CORTO!? ¡¡NO PUEDE SER!!. Nuestras protestas no sirvieron de nada, uno de segundo se nos acerco y dijo:
-Ya se va a acostumbrar
Y se fue dejándonos a todos con la boca abierta.





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